La historia sin fin

Que difícil, hilvanar una conversación que no existe, contestar preguntas que no fueron hechas, e intentar ignorar preguntas que merecen respuestas.
Alguna vez pensaste en conocer a una persona sin hacerle ninguna pregunta, sólo conversar, y dejar al tiempo decidir. Es la única forma de conocer una persona, pero no siempre tenemos el tiempo, entonces preguntamos y acechamos a la victima de nuestra falta de paciencia.
Es raro, siento que necesito de tu lectura y tus comentarios para existir. El momento que ya no leas, mi desaparición será absoluta. ¿Qué se siente tanto poder en, literalmente, las manos? Necesitamos del reconocimiento de los demás para nuestra existencia, aunque sea de las más abstractas que uno pueda encontrar. Escribir sintiendo que alguien te lee, es una nueva sensación para mí, y me lleva a explorarme más, y encontrar que es lo que realmente quiero decir y contar. ¿Qué quiero saber? Quiero saber sólo lo que tengas que contar, lo demás es todo tuyo.
Si te causa una cierta incertidumbre la falta de género, eso es muy simple de explicar, y la siguiente es la forma que supuse más fácil de entender.
La falta de género nos brinda igualdad, somos personas y es todo lo que nos debería importar a la hora de comunicarnos. Como decirlo, seria hermoso que todos tuviéramos un color diferente y un sexo diferente (una imposibilidad), eso brindaría más igualdad que la terrible teoría de que todos seamos iguales. No somos todos iguales, pero intentamos agrupar a las personas en sexo, color, origen, y todas las demás cosas que uno se puede imaginar. Pero ser todos absolutamente diferentes brindaría una igualdad inimaginable; no llegó a imaginar como podríamos ser todos diferentes, suficientemente diferentes como para no poder ser agrupados, de todos modos lo voy a seguir intentando.

Desperté, de un súbito golpe fui sacado de mi lugar feliz. Un grito feroz, proveniente de un lugar lejano que decía:
-“En la próxima, chofer”
Clásico colectivo en la hora pico, lata de sardinas, mi lugar privilegiado gracias a mi largo trayecto. Un par de chicas paradas a mi lado, con una clásica conversación sobre el amor, horas de sueño perdidas para escuchar un corolario trillado:
-“Todos los hombres son iguales”
Tuve ganas de comentarles:
-“Supongo que esa afirmación es en el sentido más antropológico posible”
Pero ya era tarde, la próxima chofer!

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Comentario: “La generalización utilizada, no es por pensar que tenga la verdad absoluta, es simplemente que no creo ser la persona dueña de esas palabras”